lunes, 14 de septiembre de 2009

ODIO LOS ANTICIPOS DE PRIMAVERA... Y A MIS VECINOS EXHIBICIONISTAS

Había un momento donde las estaciones se respetaban, hoy se abren las puertas a la estación del amor sin esperara a que el reloj de las doce de un septiembre 21.

Realmente me desconcierta: Salgo por las calles hace unos días y veo que ya han terminado de liquidar las prendas de invierno y que están por empezar las liquidaciones de las de primavera-verano. O estamos ante una avanzada de diseñadores pijoteros de la tela y con problemas de precocidad, o estamos viviendo muy rápido. Puede que ambas.
En el barrio me manejo por las señales de la naturaleza para darme cuenta cuando es propicio empezar a guardar los pullovers y sacar los bañadores a tirador que tan bien me quedan.
Estan las palomas de la plaza: cuando veas a una paloma mas gordota que otra, inflandose toda, gorgoteando con sensualidá frente a su próxima compañera y caminandole detrás como un chongo pesado en un after, es Primavera.
Cuando los brotes de las azaleas se vuelven capullos y el resto de los fresnos de la cuadra empiezan a tener esa varicela verde con los primeros botones a punto de brotar: es primavera.
Por último están mis vecinos de enfrente: LOS EXHIBICIONISTAS.
Cuando me mudé a Urquiza, buscando la paz y la tranquilidad que las lineas de bondi de Recoleta me habían quitado ( terminaba mi dia enebrando una maquina de coser funcionando del pulso que llevaba) lo que menos supuse fue encontrarme con los vecinos del segundo C del edificio de departamentos de la cuadra de enfrente. A él no le doy mas de 37, a ella en cambio le doy generosos 33, aparenta menos pero cada tanto se pone a bailar mientras cuelga las sábanas con un disco de Army of Lovers que solo ella debe tener en Argentina.. Ninguno se destaca por su recato a la hora de colgar la ropa interior en el frente a la vista de transeúntes y estudiantes del CBC que van de camino a la sede de Drago.
No es gente muy distinguida, sus hijos juegan a lanzarse con el mobiliario por la cabeza hasta que su madre hastiada ( ama de casa y renegadora de profesión) les reparte una tunda que resulta en un revoloteos de manos, juguetes y críos, que lo dejan a uno sin aire. Viven modestamente, con las plantas a medio regar ( ni marchitas del todo, ni con capacidad de dar una puta flor de algo) y puedo ver si hago foco, una lata de leche NIDO que hace las veces de maceta en medio de todo aquello. Dos reposeras y una luz que es prolijamente tapada por el ramaje de la calle dan el marco perfecto para que las noches de moderada temperatura se abran las jaulas del balcón del amor.
Arrancan tipo once, cuando la calle está mas tranquila. Y se armá la primera ronda de petuso.
Es el petete canapé que el cholo disfruta como un champán bien frapé. Si uno se asoma de repente o prende una luz cesa el cabeceo, se escucha una plática en voz baja que termina con el clásico y reasegurante " Dale que no se ve nada". y Vuelve con la tenacidad del pájaro carpintero a darle sin pausas hasta las y veinte. Si el cholo está rebozante de amor o la fainá rellena le dejó resto para algo más, se prenden al alambrado que recubre el espacio abierto del balcón y ahí no queda todo. Pasan a las reposeras ( con un logo de cerveza que no he podido volver aprobar desde entonces) y cada tanto gritan o patean una maceta, el tender con la ropa de los mocosos, la mismísima reja o los juguetes que han quedado regados por el piso.
Once y treinta y pico y ha vuelto el silencio, solo se ve una luz roja de un cigarrillo que se pasa de mano en mano en el balcón del amor, se meten sin prisa, se enciende la luz del baño y me quedo mirando a mi querido co-editor: Vamos a tener que conseguirte novia para este año Vegas.
Vegas ya empezó a cambiar el pelo y deja pelusa por todos lados. Se nos fué el invierno, será cuestión de hacerse a la idea.

Como el palomo de Constitución " Atilio " que nos manda esta foto con cara de " este verano te hago un huevo" versión palomeril de " este verano te hago un bepi".

Colton & Vegas.

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